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¡Cuidado con los excesos! El tabaco y el alcohol

En la actualidad se sabe que el 30% de la población en España fuma y aproximadamente el 70% de la población consume alcohol de forma habitual. Datos preocupantes porque, según la definición de drogas dada por la Organización Mundial de la salud (OMS) “sustancia o mezcla de ellas que tras el consumo de éstas modifican en el organismo algunas de sus funciones y, a veces, la propia estructura de los tejidos. Estos cambios también incluyen alteraciones en el comportamiento, las emociones, las sensaciones y los pensamientos de las personas que consumen dichas sustancias”. Tanto el tabaco, como el alcohol podrían ser catalogadas como drogas.

Estas dos sustancias son factores de riesgo de muchas enfermedades, cardiovasculares, neurológicas o digestivas.

En el caso de la cavidad oral, al ser la primera parte del organismo que tiene contacto directo con el tabaco y el alcohol, pueden producirse numerosos problemas dentro de esta. En concreto el abuso de tabaco tiene relación directa con la aparición de enfermedad periodontal, aparición de caries, erosiones dentarias y lesiones orales, como queilitis angular y candidiasis entre otras.

Las lesiones periodontales, las más frecuentes manifestadas en el abuso de tabaco, son una destrucción de tejidos de soporte, manifestada normalmente por una pérdida ósea horizontal generalizada, que puede llevar como consecuencia la pérdida del tamaño o recesión de la encía, y la movilidad dentaria en estadíos avanzados de la enfermedad. y Así mismo, las encías pueden tomar un tono más blanquecino y menos rosáceo, como el del periodonto sano, producido por el colapso del flujo sanguíneo que produce el tabaco en la encía.

En los pacientes que consumen alcohol de forma habitual, este actúa como irritante, reseca la mucosa y puede llegar a provocar una atrofia epitelial si el consumo es de forma crónica. Así mismo puede producirse una atrofia de las glándulas salivales con disminución del flujo salival o hiposalivación, que produce sensación de xerostomía o sequedad bucal, lo cual favorece a la adhesión de bacterias, nicotina… por la ausencia de la función de barrido que hace la saliva. El alcohol como tal no provoca enfermedad periodontal, pero el descuido del aseo personal que tienen las personas con alcoholismo y por lo tanto de su higiene bucal, hace que se asocie a la enfermedad periodontal con estos pacientes.

Por estos motivos, es importante hacer un consumo moderado, incluso eliminar tanto el tabaco como el alcohol especialmente en pacientes de riesgo, ya que el etanol que contiene las bebidas alcohólicas asociado al consumo de tabaco provoca que pacientes que son tanto fumadores como bebedores severos, tienen hasta 30 veces más posibilidades de padecer cáncer oral.

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